Primero vinieron a por una vivienda digna,
pero no hice nada porque yo tengo varias casas y bien grandes.
Luego vinieron a por una ley electoral más justa,
pero no moví un dedo porque la que hay me beneficia.
Después vinieron pidiendo controlar las injerencias de las finanzas,
pero como a mí son los banqueros quienes me gobiernan, tampoco hice nada.
Al cabo de un tiempo vinieron a exigir un trabajo decente,
pero yo, como si oyese llover, que para algo tengo varios sueldos muy jugosos.
Más tarde vinieron a reivindicar servicios públicos de calidad,
pero les ignoré porque yo tengo seguro de salud y mis hijos van a la escuela privada.
Incluso vinieron pidiendo soberanía sobre sus cuerpos,
pero ni me inmuté porque para algo está la Iglesia y las clínicas en Londres.
Ahora vienen a por todo,
pero ya no queda nadie a quien engañar con migajas y falsas promesas.